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Cada vez más personas sufren de adicción al trabajo como consecuencia del ritmo de vida actual. Por eso, es importante conocer cuáles son sus síntomas para poder detectar esta patología y evitar que nos afecte en nuestra vida cotidiana.
Muchas veces, sin darnos cuenta, nuestro trabajo se apodera de nuestra vida, dedicándole una enorme cantidad de tiempo y dejando de lado cualquier otra actividad que nos genere placer o disfrute.
De hecho, es muy frecuente que cada vez más personas se reconozcan como workaholics, o adictos al trabajo, debido a la necesidad constante que tienen de permanecer conectados y al tanto de todo lo que sucede en su ámbito laboral.
Es que, en muchas ocasiones, las distintas presiones sociales o económicas nos hacen creer que vivir para el trabajo y no tomarse los descansos necesarios son un valor agregado y nos convierte en mejores profesionales.
Pero, lejos de eso, la realidad es que descuidar nuestra vida personal y no descansar lo suficiente, en pos de ser más valorados en lo profesional, no solo producen distintos problemas a nivel social y psicológico, sino que, además, hasta pueden provocar el efecto contrario al deseado, que es un bajo rendimiento laboral.
Por eso, es importante conocer cuáles son los síntomas de la adicción al trabajo para poder detectar si padecemos este problema para que podamos tomar cartas en el asunto y mejorar, así, nuestro estado anímico y salud mental.
3 síntomas de la adicción al trabajo
La adicción al trabajo, o como se lo conoce en inglés, el workaholism, es una patología psicosocial del comportamiento que consiste en mantener una relación disfuncional con el trabajo.
Esto implica, no solo trabajar durante extensas jornadas y no dedicarle tiempo suficiente al descanso, sino también que, durante su tiempo libre, la persona se encuentre pensando, constantemente, en temas vinculados con su vida laboral.
Es por ese motivo que es habitual que los workaholics padezcan de estrés crónico y problemas de sueño, así como que vean perjudicadas sus relaciones sociales con su entorno más cercano.
Por lo tanto, los 3 síntomas más frecuentes en los adictos al trabajo son:
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Falta de descanso: En el afán por cumplir en exceso con sus actividades laborales, los workaholics suelen trabajar muchas más horas de las necesarias e incluso, en muchas ocasiones, resignan sus vacaciones o fines de semana con tal de poder seguir trabajando. Del mismo modo, es frecuente que realicen sus comidas diarias de frente a la computadora o durante la realización de sus actividades laborales, de manera que sientan que “no pierden tiempo” haciendo cualquier otra cosa que no sea su trabajo, o que se lleven trabajo a casa para “adelantar”.
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Alteraciones de sueño: Los adictos al trabajo suelen estar en un estado de alerta permanente. Por eso, es habitual que tengan graves dificultades para conciliar el sueño o que no puedan descansar bien por estar pensando, constantemente, en temas laborales. Esto ocurre porque, además, los workaholics se encuentran constantemente en un proceso de rumiación, que implica padecer de pensamientos recurrentes relacionados con sus preocupaciones laborales.
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Conflictos en la vida social Dado que el adicto al trabajo está pendiente, constantemente, de su actividad, es muy habitual que resignen su vida social en el afán de poder dedicar más tiempo a su trabajo. Esto, también, suele acarrear distintos conflictos con sus allegados, debido a que suelen ponerse muy irritables cuando alguien les aconseja que paren de trabajar. Por eso, es muy frecuente que se aíslen de su entorno.
Las consecuencias de la adicción al trabajo
Ser adictos al trabajo y dedicar todo nuestro tiempo a las actividades laborales, es muy perjudicial tanto para la salud física como para la salud mental.
De hecho, algunas de las principales consecuencias de ser un workaholic implican:
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Tener altos niveles de estrés
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Padecer el síndrome de burnout
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Mayor predisposición a sufrir depresión y ansiedad
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Malestares físicos
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Insomnio
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Bajo rendimiento laboral
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Aislamiento social
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Conflictos en las relaciones interpersonales
Por eso, es importante detectar si se padece de este problema para poder buscar distintas herramientas que nos ayuden a salir de esa situación, como, por ejemplo:
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Aprender a delegar tareas, para no cargar con todo en nuestros hombros y poder, de esa manera, acortar nuestra jornada laboral.
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Evitar llevar el trabajo a nuestra casa, buscando, así, cumplir con el horario de trabajo y poder aprovechar, posteriormente, para realizar actividades que nos generen placer o juntarnos con nuestros seres queridos.
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Comprender que el descanso y la dispersión son fundamentales para mejorar nuestra atención y poder rendir de la mejor manera posible.
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Y limitar nuestras tareas para no sobrecargarnos y pensar, constantemente, que no vamos a llegar a cumplir con todo.
De igual modo, también es bueno pedir ayuda profesional para que podamos hacer frente a esta problemática y mejorar, así, nuestra calidad de vida.