Resiliencia y crisis en las organizaciones

En la actualidad, y vinculado a la pandemia originada por el COVID-19, muchas organizaciones se encuentran atravesando distintos tipos de crisis. Algunas de carácter económico, financiero o de sustentabilidad; otras de motivación y cuidado de su capital humano. Sin embargo, es menester recordar que las crisis siempre tienen un final. La pregunta a la cual nos enfrentamos como organización es cómo navegarlas y salir de ellas. Esto nos lleva a otro interrogante: ¿cómo será nuestra empresa del otro lado de la crisis, el día después? Aquí es donde cobra vital importancia la resiliencia organizacional y cómo alimentarla para que nos ayude en momentos de crisis.

Pero… ¿qué es crisis?, ¿qué significa? Cuando hablamos de crisis estamos refiriéndonos a aquello que sobreviene tras una modificación inesperada, que altera nuestro desempeño organizacional y produce incertidumbre y, por ende, ansiedad, la cual, de no ser gestionada efectivamente, genera un malestar interno, que se refleja en los resultados laborales. Entonces, una crisis es un proceso de ruptura que nos lleva a transitar entre dos estados, entre un antes y un después. La organización debe liderar hacia ese después, debe saber cómo guiar a los colaboradores y disminuir los montos de incerteza que afectan negativamente el desempeño. ¿Cómo hacerlo? ¿Cómo sobrevivir a una crisis? Allí reside la clave de la cuestión.

Siempre, tras una crisis, existen tres salidas que se traducen en tres posibilidades de futuro básicas. La primera de ellas es el no poder superarla y terminar en peores condiciones que en las que estábamos, o incluso de vernos obligados a cerrar; o, en el mejor de los casos, el salir debilitados. Esto quiere decir que la organización quedó impactada negativamente, no pudiendo enfrentar las presiones internas y externas generadas, o incrementadas, a partir de la crisis. Recordemos que es en estos momentos donde también se pueden ver magnificados los problemas que veníamos teniendo.

La segunda posibilidad es, de hecho, sobrevivir. Una vez que finaliza la crisis volver al estadio en el que estábamos, con similares recursos, similar flujo de facturación y/o de clientes. Muchas organizaciones aspiran, en la situación a la que nos vemos enfrentados en la actualidad, a lograr mantenerse o regresar al status quo previo a la crisis y la adversidad que, algunos, hasta catalogan de catástrofe.

Sin embargo, existe una tercera posibilidad, que es salir fortalecidos de la crisis, lograr crecer a pesar y gracias a ella. Las organizaciones fortalecidas son, justamente, las organizaciones resilientes. Sin embargo, ¿qué es resiliencia? Se trata de un concepto tomado de la psicología, y si bien existen diversas definiciones, en todas, en definitiva, se hace foco en lo mismo. La resiliencia es la capacidad para hacer frente, superar y salir transformado ante una situación de adversidad. Entonces, la resiliencia organizacional será la capacidad para afrontar y recuperarse positivamente de las crisis, los conflictos y hasta el fracaso; y lograr, a su vez, fortalecerse en el proceso.

Entonces, al hablar de resiliencia, no nos estamos centrando en que nuestra organización se recupere. Porque recuperarse involucra volver al estado previo. La organización resiliente hace más que eso: se transforma. ¿Cómo transformarse en una crisis? Centrándose en la búsqueda para lograr los objetivos, aquellas cosas que queremos lograr en la organización, y alejarnos de las que no. Por ello, se debe recordar que esto implica, a veces, que tenemos que transitar, y hasta elegir, situaciones que a corto plazo no mostrarán el resultado, para poder obtener aquellas que queremos aún más; o, en otras palabras, tener una efectiva visión a largo plazo y la capacidad para materializarla.

De este modo, la organización resiliente, como ya dijimos, se transforma, se reinventa. Reinventarse no es necesariamente cambiar lo que se hace, sino que, mientras que lo esperable podría ser que en medio de una crisis disminuyan los recursos o, en el mejor de los casos, se mantengan o se regrese a como se estaba, ser resiliente es florecer y aumentar nuestros recursos organizacionales. Es decir, crecer y abrazar las posibilidades enfatizando las fortalezas y valores de nuestra organización. Es mediante ellos que se manifiesta la identidad organizacional, con sus rasgos positivos que permitirán el crecimiento.

Para ello, se debe comprender que la resiliencia es un proceso, no es tan sólo una forma de responder, una actitud a tomar frente a la adversidad.  Es mucho más que eso. Implica la transformación consciente y activa de entradas, mediante una serie de actividades que generan valor, en salidas. ¿Cuáles son esas actividades?, o, en otras palabras, ¿cómo ser una organización resiliente?, ¿cómo transformarse positivamente ante la crisis?

El primer aspecto que se debe tener siempre en cuenta es la cultura organizacional. Esta debe ser parte impulsora de este proceso y tanto los líderes como cada uno de los colaboradores deben tener un compromiso activo con el comportamiento positivo y resiliente. Es así que se podrán promover los factores de resiliencia que se vinculan con la identidad organizacional. Solo así se podrán seleccionar las respuestas apropiadas para cada organización y situación, en función de las fortalezas organizacionales.

Lograr todo esto tiene como precondición necesaria cuidar la salud de nuestra organización y colaboradores, que son el núcleo de ella. Esto es tener una visión amplia, es decir, considerar el desempeño y los resultados, pero el bienestar también, ya que gran parte de los primeros depende de éste. El potencial organizacional se expresa, de este modo, en la resiliencia frente a las presiones y crisis, en la capacidad para fortalecer la identidad positiva de la organización. Para esto es menester planificar, presentar y materializar ese plan en un mundo desordenado, donde la incertidumbre puede primar y hasta tornarse amenazante. Debemos velar por nuestra misión y visión y la realización de quienes conforman nuestra empresa.

En conclusión, si bien es cierto que la resiliencia se manifiesta manteniéndose firme ante las crisis, también, debemos aceptarlas y a los cambios que traen aparejados, no debemos luchar contra molinos de viento. La resiliencia es, justamente, esa transformación que será el pilar para el desarrollo organizacional. En tiempos de crisis la visión estratégica prospectiva, la comprensión y construcción de las fortalezas, virtudes y valores son aún más imprescindibles y críticos que en los momentos de calma.

AUTORA: Paula Rocha, magíster en Psicología Organizacional y docente de Capacitarte.