Potenciar el talento de los empleados es clave para conseguir el éxito

Según la revista Forbes, a los empleados, hay que cuidarlos porque son el principal capital de una organización. Contratar a alguien y después olvidarse de él no funciona. No se trata de una pieza más del engranaje o un medio para conseguir los objetivos. Los empleados son clave en toda la estructura.

Es necesario apoyarlos, tener en cuenta sus opiniones y ayudarlos a crecer, entre otros factores.

Hay ciertas variables que se deben tener en cuenta ya que funcionan muy bien para potenciar el talento y las ganas de trabajar.

Darles límites generosos. No se trata de marcar límites. En la mayoría de los casos los empleados funcionan mejor y se motivan mucho más cuando tienen ciertas libertades. Los límites flexibles y generosos mejoran el comportamiento de los empleados. Por lo tanto, si bien es necesario ejercer cierta presión es mejor no pasarse de la raya.

Escucharlos con atención. Muchos jefes pretenden que los empleados les digan sólo lo que quieren oír y eso no sirve para nada, en realidad mucha gente, más allá de que ocupe el puesto de jefe o no, es así. Sin embargo si aprendiéramos a escuchar más y aceptar las críticas constructivas de manera más relajada, podríamos mejorar en muchos aspectos, tanto laborales como personales. Es mucho más sabio escuchar la verdad y adaptarse a ella. Especialmente cuando la verdad no incluye buenas noticias.
Creer en ellos. Los empleados fueron seleccionados por el jefe, con lo cual si no se cree en ellos, no se cree en uno mismo y en las capacidades para saber elegir Es una paradoja. Los buenos jefes saben sacar el máximo rendimiento de sus empleados, observan qué es lo destacable de cada uno y le dan funciones adaptadas a su talento. Los apoyan, los forman y fomentan el espíritu de superación.

Perdonar los errores. Errar es humano, esto es así. Si un equipo no comete errores, es que no está avanzando. Cuando se crea una cultura del miedo a fallar, las cosas no avanzan. Si por cada error se atraviesa una catástrofe, la gente con tal de no errar no hará nada.

Dar oportunidades de crecimiento. Si los empleados no tienen espacio y oportunidades para crecer, sin duda se irán de la organización. Recer debe ser el principal incentivo. Que los empleados aprendan y mejoren es positivo para ambas partes.

Enfocarse en el esfuerzo en lugar de en el talento. A largo plazo, el esfuerzo es más rentable que el talento, porque alguien con talento puede limitarse a hacer lo que sabe y no complicarse, sin embargo, alguien que, además, se esfuerza, puede aprender a ser mejor en más áreas. Y eso, hay que reconocerlo.

Plantear desafíos y preguntas. Cuando un jefe sólo se dedica a dar órdenes sin dialogar con sus empleados, es muy difícil conseguir motivarlos y saber realmente lo que opinan. Es mejor observar, plantear desafíos y preguntas y esperar a que los empleados las respondan y superen.

Ganarse su confianza y lealtad. Para conseguir la confianza y la lealtad es condición sine qua non estar en las buenas y en las malas. Si te preocupas por tus empleados, posiblemente ellos se preocupen de mantenerse leales cuando las cosas no vayan bien.

Darles tiempo. El apuro no es fructífero. Si uno está constantemente bajo presión y apuro, a la larga no rendirá bien. Hay que tener en cuenta que se necesita tiempo para vivir, no hay que abusar de su buena voluntad y de las horas extra.

Celebrar sus logros. Aunque el jefe sea el más inteligente y el mejor de la empresa, no debe abusar de su ego. Los empleados también necesitan ser reconocidos y que alguien les diga que lo están haciendo bien cuando así es. Si los empleados se sienten queridos, devolverán la gratitud en forma de trabajo bien hecho.

El reconocimiento no sólo debe ser en palabras. Además de felicitar por los logros ofrecer otros tipos de recompensas como bonos anuales es también un incentivo importante.