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Coaching: ¿cómo alcanzar mis objetivos?

Coaching: ¿cómo alcanzar mis objetivos?
21/7 -Nota Destacada
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Liderazgo / Coaching
Un sueño es una imagen que está en nuestra mente. Los sueños nos motivan, nos encienden, nos invitan a poner en juego nuestros talentos y a expandir nuestro potencial.
Soñar es el primer paso. El segundo, es hacerlo realidad, pero en ocasiones suelen aparecer algunas dificultades.
 
¿Qué necesitás para alcanzar tus sueños? Transformarlos en objetivos. 
 
La principal diferencia entre un sueño y un objetivo es la fecha. Un objetivo requiere salir del piloto automático y realizar una estrategia consciente y consistente para materializar el resultado buscado.  Los objetivos son concretos y específicos, tienen plazos determinados y nos mueven a pasar a la acción. Por otro lado, nos brindan una guía y enfocan nuestras acciones en actividades específicas.  
 
Cuando los sueños no se transforman en objetivos, corren el riesgo de quedarse en el mundo de las cosas que nos gustarían haber hecho.  
 
Existen diferentes metodologías para diseñar objetivos.  La PNL (Programación Neurolingüística) propone el modelo llamado “Condiciones de la buena forma”, el cual presenta 5 condiciones para formular objetivos. 
 
1. El objetivo debe enunciarse de forma positiva.
 
El objetivo debe expresar aquello que deseás lograr, y no lo que no deseás.  Por ejemplo, escribir “Quiero ir al gimnasio 3 veces por semana”; en lugar de “No quiero ser tan sedentario”.  Sucede que nuestro cerebro no procesa de forma directa aquello que se niega. En cada uno de los enunciados anteriores, nuestra mente creará una imagen (transforma las palabras en imágenes) y se enfocará en captar los estímulos externos que coincidan con la imagen predominante.  
 
Aquí sumo un aporte de las neurociencias para utilizar el cerebro como un aliado para el logro de tus metas: en la base de nuestro cerebro (donde se conecta con la médula espinal), se encuentra ubicado el Sistema de Activación Reticular (SAR), el mismo actúa como un filtro y permite seleccionar la información que nos interesa en un momento determinado.
 
Esto significa que una vez que definís un objetivo, tu cerebro comienza a percibir cualquier cosa que te acerque a dicho objetivo. Así, tal como lo hace una computadora, el cerebro tiene una función de búsqueda de la información que te interesa.
 
Por este motivo, la visualización del resultado deseado es el primer paso para conseguirlo. Cuando te imaginas el logro de tu objetivo, estarás preparando a tu Sistema de Activación Reticular para que se focalice en los elementos que te van a permitir alcanzar ese resultado.  En el siguiente ítem, te cuento un poco más sobre la visualización.
 
2. El objetivo debe ser evidente de manera sensorial.
 
Esto requiere que describas el objetivo en forma concreta e imaginarte alcanzándolo. Por ejemplo, si el objetivo es ser exitoso en tu trabajo, tendrás que definir que es el éxito para vos en términos concretos. ¿Lograr un aumento? ¿Pedir un ascenso? ¿Mejorar la comunicación con mi jefe? Visualizar el estado deseado de manera detallada favorece el logro del objetivo.
 
Esto requiere responder a las siguientes preguntas: ¿cómo me siento, cómo me escucho, cómo me veo, habiendo logrado lo que deseo?.
 
Ubicate en un estado relajado y receptivo, cerrá los ojos y visualízate alcanzando lo que deseás. Mantener una visión clara del objetivo es importante para mantener tu motivación y superar los obstáculos que vayan apareciendo.  
 
3. El objetivo debe depender de mí.
 
Un objetivo alcanzable y formulado de forma correcta es aquel en el que las acciones a realizar dependen solo de vos. También existen objetivos que involucran a otras personas o que implican condiciones especiales. Por ejemplo, realizar una fiesta al aire libre. En este caso, no depende de vos que el clima sea favorable.  Al plantearte un objetivo es necesario definir qué aspectos dependen de vos y cuáles no. Cuantos más factores dependan de tu accionar, más comprometido estarás para realizarlo.  
 
4. El objetivo debe ser ecológico.
 
Este punto es crucial, el objetivo propuesto no debe generarte ningún conflicto interno.  
 
Si el objetivo no está alineado con tus valores o implica dañar a alguna persona de alguna manera, es probable que el objetivo no sea adecuado para vos y quizá tengas que replantearlo. Existe una ecología externa (relaciones con personas y medio ambiente) y una ecología interna (valores y creencias propios) que debe tenerse en cuenta al momento de plantearse un objetivo ya que puede ser un obstáculo para el logro de éste.  
 
5. El objetivo debe estar ubicado en un ámbito y marco temporal especifico.
 
Hay objetivos que solo están acotados a un ámbito especifico (personal o profesional). Por ejemplo, el objetivo puede ser actuar con valor y confianza en una situación específica, pero puede que no me interese perder el miedo a volar en paracaídas. El objetivo no puede generalizarse a cualquier ámbito ni a cualquier momento.   
 
Si el objetivo es vender mi auto, no es igual venderlo en un año, que venderlo en 10 años. 
 
De estas 5 condiciones surgen una serie de preguntas claves cuando te propongas alcanzar un objetivo: 
  1. ¿Qué quiero lograr?
  2. ¿Cómo me vería, me sentiría, y escucharía al alcanzar mi objetivo? ¿Cómo me daría cuenta de que logré mi objetivo? ¿Qué tendría que pasar?
  3. ¿Para cuándo, dónde, con quién o quiénes, en qué ámbito quiero lograr ese objetivo?
  4. ¿Qué pasaría si lo consigo? ¿Cómo influye en mi vida este logro?
  5. ¿De quién o de qué depende lograr mi objetivo? ¿Qué necesito para lograrlo? ¿Qué me lo impide? 
Te invito a tomarte un tiempo para responder estas preguntas. Te permitirán establecer un diagnóstico acerca de las posibles dificultades que puedan aparecer, podrás visibilizar cuáles son tus habilidades, cuáles necesitas desarrollar, definir si el objetivo está en coherencia con tus valores y revisar las creencias que te separan de tu objetivo. Las creencias constituyen un factor importante ya que pueden potenciar o limitar tus logros.  
 
El camino hacia el logro de cualquier objetivo implica pasar de un estado actual hacia un estado deseado. Tener un mapa claro es clave para definir el rumbo, evaluar tus acciones, medir los resultados de cada etapa y realizar los ajustes necesarios. 
 
Detenerte en la reflexión de estas preguntas y mantener tu visión en todo momento facilitará en gran medida la concreción de tus sueños.  
 
AUTORA: Lic. Andrea Varela 
 
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