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Cómo influyó la tecnología en la derrota de Hillary Clinton

Cómo influyó la tecnología en la derrota de Hillary Clinton ¿Se puede decir que la tecnología "ayudó" a Donald Trump y “hundió” a Hillary Clinton? Sin dudas, en la era de las redes sociales, los dispositivos móviles, la banda ancha inalámbrica y otras tecnologías, la forma de hacer campaña política ha cambiado debido a que no está ajena a todos estos nuevos factores.

Estas opciones permitieron a los competidores no sólo hacer campaña a la vieja usanza con spots publicitarios y participando de los tradicionales debates, sino que también pudieron ofrecer sus mensajes de forma más rápida, con menos filtros y a más audiencia que nunca.

 

Según Infobae Profesional, por el momento y habiendo pasado solo unos pocos días de los resultados se podría decir que triunfó una red social (twitter) y perdió el uso de una herramienta tecnológica (big data). El éxito del candidato republicano Donald Trump en las elecciones presidenciales estadounidenses del 8 de noviembre demuestra cómo las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) pueden ayudar o hundir a las aspiraciones de un postulante en su campaña electoral.

 

Es posible admitir que se trató de una campaña atípica frente a la de otras elecciones, porque las campañas de Trump y de su rival demócrata, Hillary Clinton, dedicaron la mayor parte de su tiempo a hablar de por qué el adversario no era apto para ser presidente. Es decir se dedicaron a criticar al otro y no a resaltar qué iban a hacer cada uno o cuáles eran sus ventajas como candidatos.

 

Incluso hubo hitos tecnológicos que marcaron esta campaña que consagró por primera vez como presidente de los Estados Unidos a un candidato que nunca ejerció previamente un cargo político o se desempeñó en un puesto jerárquico en las fuerzas armadas de la mayor potencia mundial.

 

Twitter. Donald Trump hizo uso e incluso, en algunas oportunidades, abuso de su cuenta de twitter, descargo su ira sobre Clinton y la acuso de todo tipo de cosas. Incluso aseguró que los medios de comunicación respaldaban a Clinton. Al menos 57 de los cien diarios de mayor circulación del país norteamericano apoyaron en forma explícita a la ex senadora, y apenas 2, demostraron apoyo al magnate neoyorquino.

 

La fortaleza tecnológica de Trump fue su cuenta de Twitter. En esa red social de microblogging Trump tiene unos 13,6 millones de seguidores, frente a los 10,6 millones para Clinton.

 

A lo largo de la campaña, Trump lanzó tuits sin filtros, políticamente incorrectos e incluso autodestructivos, que dejaron en claro que venían escritos por él mismo. Muchas veces fue criticado y hasta retado por su equipo de campaña por el tipo de mensajes que escribía.

 

Este tipo de mensajes, escritos por el mismo protagonista, en algún putno semejan a los de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner: mensajes que no provienen de un profesional de relaciones públicas o de un empleado o colaborador que escribe con cuidado cada tuit que publica.

 

Esta táctica puede generar ventajas y desventajas. De todos modos es inobjetable que tanto los partidarios como los opositores acudieron a su cuenta de Twitter, al igual que los medios de comunicación para estar al tanto de sus mensajes.

 

A lo largo de la campaña los conductores de noticias en muchos canales de TV en todo el mundo repitieron la frase: "Donald Trump sólo tuiteó..." y luego mostraron el mensaje en la pantalla. Este tipo de información, es información de primera mano emitida por el propio protagonista.

 

Utilización de e mails y el escándalo de Hillary Clinton. Por otro lado, otro hecho que develo la importancia de las nuevas tecnologías fue el escándalo con los correos electrónicos que debió atravesar Hillary Clinton. Esta situación puso a la ciberseguridad en el centro de atención del electorado.

 

El hecho de que la frase “servidor de correo electrónico” haya sido una de las frases más utilizadas en esta campaña trajo a la escena pública la importancia de las TIC como objeto de debate político.

 

La comprobación de que Clinton manejaba todo su correo electrónico durante su gestión como secretaria de Estado (canciller) de Obama a través de la dirección hdr22@clintonemail.com ejecutada desde un servidor en su casa en Chappaqua, en el estado de New York, llevó a la candidata derrotada a un intenso escrutinio público y a una investigación de la Agencia Federal de Investigaciones (FBI).

 

Clinton explicó que adoptó esa modalidad para no tener que gestionar múltiples cuentas de correo electrónico y varios teléfonos inteligentes, pero estuvo fuera de los controles gubernamentales y del registro público.

 

En última instancia, se llegó a la conclusión de que Clinton no tuvo cuidado y técnicamente estuvo en peligro de ciberintrusiones, pero no rompió ninguna ley que incluyera sanciones penales.

 

De todas maneras, la situación puso de manifiesto en forma clara la importancia de la ciberseguridad y las buenas prácticas de TIC, y contribuyó a crear la imagen de la ex candidata como una mujer predispuesta a prácticas cuestionables y oscuras.

 

El muro de las redes sociales.Los muros de facebook son otra cara de esta nueva realidad. Cada vez es más sencillo reunirse con personas que piensan y creen como uno, y descartar a quienes lo hacen de modo diferente o contrapuesto.

 

Incluso el algoritmo de esa red social obliga a mostrar menos de esos perfiles diferentes y más los de personas que ostentan más clics “Me gusta”.

 

El sistema político de Estados Unidos está equilibrado por la tensión de los opuestos, pero sólo funciona cuando las dos partes se reúnen para moderar sus puntos de vista y forjar compromisos que se puedan obtener.

 

Sin embargo, las redes sociales están socavando ese sistema en sus cimientos, y la presidencia de Trump permitirá comprobar las consecuencias de esta tendencia.

 

Los datos como termómetro electoral.Esta campaña electoral demostró la creciente importancia de los datos, porque permitieron comprobar en tiempo real durante los debates las diferentes repercusiones entre el electorado.

 

También los datos proveyeron la materia prima para el análisis detallado de las tendencias de las votaciones anticipadas, efectuar un “microtargeting” de los votantes, y un análisis profundo de los sentimientos del electorado en las redes sociales.

 

Inspirado en las campañas de Obama en 2008 y 2012, el equipo de Clinton realizó campaña con un uso intensivo de las TIC. Para ello aplicó el “big data” que consiste en la recolección y análisis de cantidades masivas de datos, que le permitió conocer los barrios y hasta las puertas a las que debía llamar para convencer a los potenciales votantes, cara a cara, de que efectivamente voten a la ex candidata.

 

Mientras Trump habló siempre a todo el electorado, Clinton probó con diferentes mensajes y tonos, adaptados a las audiencias.

 

David Pouffle, ex asesor de campañas electorales del Partido Demócrata, y ex jefe de la campaña presidencial de Obama en 2008, quien también fue asesor principal del presidente Obama explicó que Clinton usaba el “big data” para identificar a votantes republicanos tradicionales que estaban desencantados con Trump para seducirlos y captarlos.

 

Por ejemplo, mujeres que votaron por los ex rivales de Obama, John McCain y Matt Romney, y que expresaban su rechazo en redes sociales a los dichos machistas de Trump.

 

Sin el uso intensivo de las TIC, Trump demostró que un hombre prácticamente solo, contra todo y contra todos, y sin depender de donantes multimillonarios, podía derrotar a Bill y Hillary Clinton, la familia más poderosa de la política estadounidense, y a la otra familia dominante, los republicanos Bush (George padre e hijo, ambos ex presidentes, y Jeb, ex gobernador de Florida), quienes también se oponían a él.

 

El magnate se enfrentó al aparato de su propio partido, a los medios de comunicación, a Wall Street, a las grandes capitales europeas, y a México, su vecino más estrecho, y la aplicación de herramientas profundas de datos cibernéticos.

 

Anticipándose a los lamentos de muchos impulsores de las TIC como herramienta electoral, el propio Pouffle escribió en su perfil en Twitter la noche del 8 de noviembre, cuando ya se vislumbraba el triunfo de Trump: “Nunca he estado tan equivocado en nada en mi vida”.

Todavía falta mucho por analizar y ver cuál es la mejor manera de utilizar todas estas herramientas.

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