5 claves para lograr una crianza responsable y positiva

25/10 -Nota Destacada
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Cuidar y educar no es tarea fácil, sobre todo en nuestros tiempos. Es un gran desafío que requiere responsabilidad, métodos amorosos, buen trato y una crianza positiva

De acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, más conocido como Unicef, “las madres, padres y personas cuidadoras tienen el enorme reto de dejar atrás los métodos violentos y autoritarios, que generan un impacto negativo en el desarrollo de la niñez, para dar paso al buen trato.”

Pero… ¿qué es el buen trato? Según Unicef, “consiste en tratar a niñas, niños y adolescentes como seres humanos que tienen derechos y no como propiedad de papás, mamás o cualquier otra persona; también en atender sus necesidades de desarrollo, y en respetar sus derechos para facilitar su sano desarrollo físico, mental y social.”

De acuerdo con los especialistas, la crianza tiene que ser una crianza positiva, lo que tiene que ver con dejar atrás el autoritarismo, aunque sin caer en la permisividad, para que el niño se sienta querido, perciba la conexión con sus padres o cuidadores, y se sienta respetado, a través de un enfoque amoroso, empático, basado en la comunicación y el buen trato.

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Entonces, ¿Cómo lograr una crianza responsable y positiva? Te contamos 5 claves:

Dedicar tiempo para interaccionar con los hijos es una de las más importantes, dado que en la vorágine del día a día, generalmente el tiempo se vuelve escaso, lo que hace que muchos padres rara vez dediquen un momento exclusivo para interaccionar tranquilamente con los hijos. Esto puede deberse a que los padres entienden que están con ellos mientras conviven en casa, que tienen lo que necesitan, que controlan lo que hacen, y que el hecho de vivir bajo el mismo techo ya facilita su desarrollo personal. Sin embargo, es esencial la interacción. Algunas opciones pueden ser: charlar con tranquilidad, jugar, contar cuentos, salir juntos a pasear o a caminar, entre otros
Comunicarse abiertamente con los hijos, escuchar y respetar sus puntos de vista y promover su participación en la toma de decisiones y en las dinámicas familiares. Esta comunicación debe ser abierta y sincera para poder lograr una buena convivencia familiar. A esto se le suma que debe haber respeto mutuo y los padres deben lograr que los niños contribuyan en la toma de decisiones familiares
Establecer límites y normas para orientar el adecuado comportamiento de los hijos también es una herramienta importante para lograr una crianza responsable y positiva, ya que los niños necesitan que sus padres los orienten desde muy chicos a que aprendan a respetar las diversas normas establecidas en el hogar, la escuela y la sociedad en general. Es decir, el objetivo de los límites es ayudar a que los niños elijan los comportamientos aceptables y aprendan a autocontrolarse. Un padre no debe ser autoritario, pero tampoco debe caer en la permisividad, por lo que el punto medio es poner reglas y normas que se deben cumplir, explicarles las cosas, tener una buena comunicación y evitar castigos violentos o desproporcionados
Reconocer las buenas acciones es otro punto importante, dado que muchas veces, quizás sin darse cuenta, los padres retan o critican a los hijos muchas veces más de las que los felicita. El enfoque más positivo es reconocer las buenas acciones de los niños, por ejemplo, felicitarlos por hacer la cama sin que sus padres se lo pidiesen. Los comentarios positivos serán mucho más eficaces para alentar la buena conducta a largo plazo que las reprimendas continuas.
Definir acuerdos respecto al uso de la tecnología es otra herramienta esencial en la actualidad, debido a que vivimos en un mundo gobernado por la tecnología y las pantallas, y cada vez son más los niños que utilizan dispositivos electrónicos. Hoy, el uso de la tecnología se ha convertido en una herramienta indispensable para seguir conectados con nuestras relaciones y procesos. Sin embargo, no hay que olvidar que el tiempo sugerido para los niños pequeños son dos horas al día, espaciadas en diferentes momentos de la jornada. Se puede determinar los momentos del uso del teléfono o de la televisión, por ejemplo, después de que hagan sus deberes, enfocados como una recompensa.